El verano es una de las estaciones preferidas de jóvenes y adultos. Las horas de luz, el buen tiempo y las vacaciones son motivos de peso por los que muchas personas consideran este periodo estival como el más feliz del año. También lo es para los amantes y propietarios de animales, que cuentan cada año con más espacios ‘pet-friendly’ y playas para perros donde disfrutar de la compañía del mejor amigo del hombre.
Estas actividades propias de los meses veraniegos, y de otras épocas del año, implican, eso sí, reforzar en este periodo algunos de los cuidados de nuestra mascota. Para mantenerla segura y protegida resulta fundamental contar con un servicio veterinario de confianza al que acudir en caso de cualquier necesidad médica.
La salud de los perros puede sufrir complicaciones en verano ante el aumento de temperaturas que en ocasiones se registra, y que pueden provocar desde un golpe de calor hasta quemaduras en las almohadillas por el calor del asfalto, o incluso deshidratación. En definitiva, es innegable que el riesgo de padecer afecciones propias de la época aumenta y por ello, conviene que los propietarios estén informados sobre los métodos de prevención y tratamiento de las mismas.
Hidratar al animal de manera regular y alimentarle en las horas menos cálidas del día será fundamental para evitar golpes de calor. Del mismo modo, dejar a la mascota encerrada en un vehículo con las ventanillas cerradas puede provocar una desgracia si se alcanzan temperaturas extremas. Incluso la Policía aconseja de manera encarecida declinar esta decisión aunque el coche se encuentre estacionado a la sombra. En el caso de ver a un animal atrapado en un vehículo, se incide en llamar al 091 y esperar a que los agentes lleguen para valorar la situación, en lugar de romper la ventanilla.
Entidades como el Colegio de Veterinarios de Madrid recomiendan precaución para cortar el pelo de un perro, puesto que el pelaje lo protege del mismo y de las quemaduras solares en la piel. Los mismos expertos inciden en la necesidad de contar con mayores cuidados en el caso de ejemplares de razas de tipo braquicéfalo, ante la dificultad que tienen de refrigerarse por su hocico corto, siendo más propensos a padecer problemas respiratorios por el calor.
Convulsiones, jadeos, vómitos o salivación serán los síntomas que indiquen que el animal se encuentra en peligro por sufrir las consecuencias de las altas temperaturas. La solución más inmediata y viable será acudir a la clínica veterinaria más cercana y obtener así la valoración de un especialista, quien será el que facilite con mayor precisión el tratamiento a seguir para este o cualquier otro problema de salud que las mascotas puedan padecer.