La agroecología trata el lugar de cultivo como si fuese un lugar vivo; es decir, que su único valor no es que se pueda cultivar en el mismo, sino que forma una parte muy importante del mundo, como todas la forman.
Se huyen de las prácticas que se llevaban a cabo en la agricultura de toda la vida: se buscan estrategias que permitan optimizar el uso de agua, se eligen las variedades más adecuadas según el territorio, se eliminan los pesticidas y abonos químicos para sustituirlos por opciones verdes, y se busca la forma de preservar la biodiversidad. También se persigue que el cultivo no suponga ningún impacto negativo para el medio que lo rodea.
En definitiva, se busca regenerar el entorno sin causarle ningún perjuicio. Esto redunda en beneficios directos a favor de la naturaleza, ya que contribuye a reducir el impacto en el medio ambiente de los cultivos, al mismo tiempo que se consiguen unos alimentos mucho más sanos y no tóxicos.
¿Por qué es tan importante la agroecología?
Teniendo en cuenta los valores sobre los que se basa la agroecología, es fácil darse cuenta de que no solamente se consiguen interesantes beneficios sobre la producción de alimentos. Lo cierto es que estas directrices crean una forma de cultivar que aporta beneficios a todo el planeta y a todos los seres vivos.
Se buscan dar forma a iniciativas que permitan incentivar la economía local, aunque, para ello, la agroecología todavía tiene que superar algunos retos pendientes. Tan solo será el futuro de la agricultura si se encuentra la forma de reducir las emisiones de dióxido de carbono a la atmósfera, la toxicidad que emiten los pesticidas químicos, la polución que tanto afecta a nuestra biodiversidad, así como gestionar el suelo, el agua y otros recursos de manera diferente.
Se debe intentar optimizar la productividad de que, por lo menos, no sea inferior a la que se consigue ahora mismo con la agricultura de siempre, encontrando un camino alternativo.
Muchos expertos piensan que la agroecología, bien llevada, será capaz de alimentar al mundo.